Un poco de historia
4 esquinas
En el centro de la ciudad de San José, la capital de mi país, había una tienda de objetos antiguos, maravillosos muchos de los cuales pertenecieron a las familias de abolengo cuyos descendientes ya migraron hacia espacios de la ciudad menos congestionados y más elegantes.
Mientras las estructuras de las casas de más de cien años años caían hechas añicos, los objetos que contenían, muebles, lámparas, estanterías, vitrales, etc. eran transportados hacia las ventas de antigüedades rasgándose así la historia que una vez contuvieron.
El exquisito gusto de la propietaria de la susodicha tienda no dejaba ninguna duda; ella se encargaba de seleccionar lo mejor de lo mejor y ponerlo en su espacio comercial, emulador de cualquier museo que se pueda visitar:
La dueña de la tienda, doña Catalina de Arauz, pertenecía a una de esas familias y fue heredera de una inmensa fortuna, mucha de la cual utilizó para montar su negocio. Sin embargo, el apego de doña Catalina al valor de lo antiguo significó también su propia ruina.
La tienda, otrora ubicada en el mejor lugar estratégico comercialmente hablando de la ciudad, con el tiempo, quedó inmersa en un laberinto compuesto un variopinto de establecimientos ya no tan elegantes o mejor decirlo de una vez por todas, completamente burdo y desgarbado.
Ni que decir de las ventas de repuestos para automóviles todos nuevecitos de la China continental, ni de las tiendas de ropa de segunda, traídas de grandes almacenes en Miami donde va a parar todo lo que los norteamericanos creen estar donando a causas sociales; amén de bares y salones de baile con mujeres apostadas a la entrada. Y allí la tienda, cual joya en un lodazal. Pero doña Catalina heredó esa propiedad que a la vez fue heredada por su padre y por el padre de su padre; y así sucesivamente. Jamás pensar en deshacerse de ese valor sentimental. Sin embargo, entenderán ustedes, entre más convulso el sitio menos clientes, clientes de los buenos, de los que se gastan su buen dinero en objetos de buen valor.
No, esos clientes, ahora visitan moles, tiendas de manca, y compran objetos electrónicos con la mejor tecnología de punta. Así que el negocio de doña Catalina no pudo acomodarse a los tiempos y se vino abajo, igual que su tienda de cuya entrada solo quedan dos columnas talladas y de las cuales cuelga el rótulo de “Parqueo EI Buen Paso»
Pasé al frente de mis recuerdos de niño y sentí la nostalgia de lo ido. Sin embargo, como todo lo que existe se puede convertir en metáfora, empecé a reflexionar sobre la revista 4 Esquinas.
Qué divertido, verdad, una cosa llevó a la otra y significó el cambio que hoy estamos realizando. El cambio de ubicación o el mejoramiento de la fachada de la tienda de doña Catalina puedo haber significado su permanencia por muchos años más ,pues sin duda. la presentación externa de cualquier cosa es una invitación segura de su éxito. La revista 4 Esquinas cumple ya muchos años de haber salido a la luz, configurada por la contribución de los origamistas latinoamericanos principalmente.
Nació de la mano de un veterinario, dos ingenieros y un estudiante universitario todos desconocedores de los rudimentos básicos de las técnicas modernas del diseño gráfico.
Sin duda habían dos opciones, una, dedicarnos por un largo tiempo a aprender diseño de lo cual ninguno de los cuatro estábamos dispuestos a llevar a cabo y dos, olvidar el diseño y ofrecer a la comunidad el contendido.
La segunda fue nuestra opción. Así que nuestra revista parecía una verdadera manta de “quilting”
Poco a poco se logró acondicionar un diseño pobre pero eficiente, una carátula bien lograda por diseñadores como Fabián Correa de Colombia o Ares Alanya de Perú, pero nada más.
Esto fue lo logrado en dos años con trabajo personal ofrecido gratuitamente (muchas horas la verdad) y con un producto sin costo, en línea ofrecido a la comunidad.
Mateo Diaz de Colombia nos tuvo que dejar por sus estudios universitarios y Román, Nicolas y yo, pues bueno, en los ratos libres avanzar.
Sin embargo, en todos nosotros existía el sueño de un buen diseño para la revista; ese que serviría de escaparate para una buena presentación de la magnífica información.
contenida en artículos, diagramas, noticias, reportes, galerías fotográficas, etc.
Quien iba a decir que un cambio en mi trabajo personal nos iba a lanzar a este nuevo reto.
Nada ocurre por azar y ahora con la incorporación de Paúl Espinoza(Pol) y otros. La revista podrá vestirse de mejores galas y ser mis atractiva tanto p ara leerla en línea como para imprimirla y colocarla como una hermosa colección en nuestras bibliotecas.
El contendido seguirá siendo el mismo, con las magníficas contribuciones de todos los origamistas, pero ahora engalanado con un diseño moderno de profesionales en el asunto. Creo que en esto, el grupo editorial muestra una sabiduría que bien pudo ayudar a doña Catalina y a su tienda ha mantenerse y prosperar.
Por: Eric Madrigal
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